Fogyó nap

el sol de última hora, que confunde
mis colores en luz clara y divina,
acaricia mis libros, dulcemente.
¡Qué clara compañía
la suya; cómo agranda
la estancia, y la convierte, llena,
en valle, en cielo – ¡Andalucía!
en infancia, en amor! …
Y lo que siento oscuro
es mi alma, igual que
si se hubiera quedado nuevamente
sin su valle y su cielo – ¡Andalucía! -,
sin su infancia y su amor.

Juan Ramón Jiménez