Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren
y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amo
Benedetti
Todo era fuego en aquel tiempo. Ardía
la playa en tu contorno. A rutilantes
vidrios de voz quedaban reducidos
las algas, los moluscos y las piedras
que el oleaje contra ti mandaba.
Todo era fuego, exhalación, latido
de onda caliente en ti. Si era una mano
la atrevida o los labios, ciegas ascuas,
voladoras, silbaban por el aire.
Tiempo abrasado, sueño consumido.
Yo me volqué en tu espuma en aquel tiempo.
Rafael Alberti
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!
Rafael Alberti
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Neruda
Huyendo del frío busqué en las rebajas de enero
Y hallé una morena bajita que no estaba mal
Cansada de tanto esperar el amor verdadero
Le dio por poner un anuncio en la prensa local
„Absténganse brutos y obsesos en busca de orgasmo”
No soy dado a tales excesos, así que escribí
„Te puedo dar todo,” añadía, „excepto entusiasmo”
Sabina
Tú tirar muchos millones
en comprar tontos aviones
al otro gran presidente,
en lugar de recortar
loco gasto militar.
Tú ser su mejor cliente.
Tú mucho partido, pero
¿es socialista, es obrero,
o es español solamente?
Pues tampoco cien por cien
si americano también,
gringo ser muy absorbente.
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
Cuervo Ingenuo no fumar La pipa de la paz con tú,
¡por Manitú!
Krahe
Tahúr en Montecarlo, cigarrillo en tu boca
Taxista en Nueva York
El más chulo del barrio, tiro porque me toca
Suspenso en religión
Confesor de la reina, banderillero en Cádiz
Tabernero en Dublín
Comunista en Las Vegas, ahogado en el Titanic
Flautista en Hamelín
Pero si me dan a elegir
Entre todas las vidas, yo escojo
La del pirata cojo, con pata de palo
Con parche en el ojo, con cara de malo
El viejo truhan, capitán de un barco que tuviera por bandera
Un par de tibias y una calavera
Sabina
No me gustan las máscaras exóticas
ni siquiera me gustan las más caras
ni las máscaras sueltas ni las desprevenidas
ni las amordazadas ni las escandalosas
me gusta la indefensa gente que da la cara
y le ofrece al contiguo su mueca más sincera
y llora con su pobre cansancio imaginario
y mira con sus ojos de coraje o de miedo
me gustan los que sueñan sin careta
y no tienen pudor de sus tiernas arrugas
y si en la noche miran / miran con todo el cuerpo
y cuando besan / besan con sus labios de siempre
las máscaras no sirven como segundo rostro
no sudan / no se azoran / jamás se ruborizan
sus mejillas no ostentan lágrimas de entusiasmo
y el mentón no les tiembla de soberbia o de olvido
Benedetti
Te pareces al infierno, a la niñez, al mes de abril,
te pareces al sueño en que ambos tardáis en venir.
Tu carne es seda, es viento, es humo, es barro, es jazmín,
tus pechos son mi barrio y tu vientre es mi país.
Cuando la noche siembra de sombra mi alrededor
tu ausencia como un árbol me crece en el corazón.
La cama donde duermo no te ha conocido a ti
y tiene una tristeza de iglesia sin bendecir.
Lo único que busco cuando escribo esta canción
es que algún día escuches y te toque el corazón
Sabina